• Macedonio Fernández, lector del Quijote

    Daniel Attala

  • agosto 2009
    160 páginas
    ISBN: 987-978-1598-01-4

Macedonio Fernández fue el primero en desear que alguien, en Buenos Aires, escribiera el Quijote. De esta esperable ambición, recordamos el notorio episodio de 1939, no la fase fundadora: que el propio Macedonio dedicó su vida y sus papeles, no sólo a comentar el Quijote, sino también a escribirlo.
Acabo de releer el ensayo de Daniel Attala, inseparable de su “doble y cortado” apéndice. Volví a sentir la misma excitación, la misma fruición al llegar al capítulo VII, centro secreto del relato y clave del enigma, que los capítulos siguientes logran sin embargo profundizar y multiplicar. No dudo en confesar que se trata para mí de una de las lecturas más gratas, novedosas y sugestivas de los últimos años. Daniel Attala, nuevo Auguste Dupin, caballero cervantino y peripatético, detective implacable pero siempre generoso, supo encontrar la carta robada que rescata una secreta y accidentada genealogía (desde Cervantes y Don Quijote hasta Unamuno, Pirandello, Blanchot...), a la que de ahora en adelante, tan placentera y sabiamente aleccionados, no vacilaremos en calificar de macedoniana.
Tal vez (me digo) haría falta otro Pierre Menard –aún más sentimental e invisible, en una palabra: aún más novelesco– que el de Borges para elogiar debidamente estas aventuras de la no-novela en el país de la modernidad literaria: nadie como un escritor –confirma Attala– para leer a un escritor...

Michel Lafon


Daniel Attala

Nació en Gálvez, provincia de Santa Fe. Es doctor en Filosofía (Universidad Pompeu Fabra, España) y en Literatura (Universidad Stendhal, Francia). Enseña en la Universidad de Bretagne-Sud (Francia). Es editor de la colección de ensayos sobre Macedonio Fernández Impensador Mucho (2007),  y autor de los libros de relatos La sonrisa del comerciante (2003) y Las violetas de Attis (2004). Actualmente prepara un libro sobre G. W. F. Hegel, otro sobre Macedonio Fernández, una novela (El promontorio) y una traducción de Samuel Johnson.